Un programa de facturación completo te permite también gestionar aspectos de la contabilidad de tu negocio como la depreciación de los activos.
Gestionar el cálculo de los activos depreciables no es una tarea fácil. O sí, si se sabe cómo hacerlo y uno usa la herramienta adecuada.
Los activos depreciables en un programa de facturación
La depreciación de los activos es una herramienta necesaria para muchas empresas. Consiste en el cálculo de la pérdida de valor de un bien o derecho material o inmaterial de una empresa, lo que también se conoce como activo fijo o inmovilizado.
Estamos hablando, por irnos a lo concreto, de ordenadores, coches de empresa, móviles, mobiliario y demás elementos que tienen un carácter duradero y no están sometidos al ciclo económico anual de venta de la empresa (como es el caso de los activos circulantes).
Al usar un software de facturación como Debitoor, los activos fijos se deben registrar en la cartera de gastos. Al introducir su nombre en la descripción, el programa lo reconoce como posible activo.
Y pregunta por los dos valores necesarios para calcular la depreciación, a saber, la vida útil del activo y el valor remanente. El primero hace referencia a los años estimados en que estará en funcionamiento (por ejemplo, 5 años para un ordenador) y el segundo al valor que tendría el activo en el momento de ponerlo en venta al final de su vida útil (200 euro, por ejemplo).
Estos valores no se escogen al azar ni se trata de un estimación de esas de buen cubero. La Agencia Tributaria dispone de una tabla de coeficientes sobre amortizaciones lineales que sirve para orientarse.
Una vez registrado, Debitoor irá calculando la depreciación del activo, que se podrá consultar en el balance de situación (en el apartado de "Informes").
Si quieres ahondar más sobre el tema de los activos y la depreciación, en nuestra Guía para autónomos y pequeñas empresas puedes leer el artículo Activos, amortización y depreciación.