Activos, amortización y depreciación
Toda empresa está compuesta por elementos o activos de carácter duradero y temporal. Con el paso del tiempo, los activos duraderos (un móvil, un portátil o un camión) van perdiendo valor. En otras palabras, sufren una amortización o depreciación.
A la hora de iniciar tu andadura como emprendedor, tienes que realizar inversiones. Entre ellas, inversiones en bienes o elementos que tienen un carácter duradero en la empresa. Por ejemplo: maquinaria, muebles de oficina, una patente o una marca.
Estos bienes, que en la jerga empresarial se conocen como activos fijos o inmovilizado, pierden valor con el paso del tiempo, por su uso y funcionamiento o se vuelven simplemente obsoletos por los cambios de tecnología (obsolescencia. En el mundo contable, este proceso se conoce como amortización o depreciación.
Es bueno tener en cuenta esto, porque, al fin y al cabo, cuando hablamos de amortización o depreciación estamos hablando de gastos. Y esto es importante para tu contabilidad como autónomo o emprendedor.
¿Qué es un activo?
Desde un punto de vista contable, un activo es un bien, derecho u otro recurso que una empresa controla económicamente y del que espera obtener un beneficio o rendimiento económico en el futuro. Es decir, el ordenador con el que trabajas, el coche de empresa, una patente o una materia prima son activos de una empresa.
Los activos pueden ser de dos tipos:
- Fijos: son recursos de tipo duradero, es decir, que están destinados a servir, de forma perdurable, a la actividad de la empresa y no están pensados para su venta. De ahí que se les denomine también activos fijos, inmovilizado o activo no corriente.
- Circulantes: son elementos que forman parte de las inversiones cíclicas de una empresa, es decir, no tienen un carácter duradero y están sometidos al ciclo de actividad (por lo general, no más de un año). Es decir, se adquieren existencias (como materias primas, artículos en proceso de fabricación) y posteriormente se venden. Por eso se los conoce como activos circulantes o corrientes.
Por qué los activos pierden valor
Cuando hablamos de amortización o depreciación de un activo nos referimos a los activos fijos. En otras palabras: ciertos recursos de una empresa, como el inmobiliario, la maquinaria, etcétera, van perdiendo valor (se deprecian) y esto ha de considerarse como un gasto.
¿Por qué se deprecian? Bien, como en todos los aspectos de la vida, el tiempo va socavando el valor de las cosas. En una empresa, un coche, un ordenador o los muebles de una oficina son una inversión inicial que con el uso y el paso del tiempo se deterioran. Además, hay que contar el desarrollo tecnológico. Puedes estar seguro que el dispositivo con el que estás leyendo estas líneas no tendrá el mismo valor dentro de cinco años.
¿Amortización o depreciación?
Si nos ponemos a hilar fino, no conviene confundir amortización y depreciación. Aunque en términos contables su distinción es irrelevante. Por regla general, la palabra amortización se aplica a los activos fijos intangibles. Y la palabra depreciación a los activos fijos tangibles.
Los activos intangibles, como su nombre indica, son recursos no materiales, que no se pueden tocar, como sería una patente, el know-how o tu saber hacer como emprendedor o autónomo. Los activos tangibles, en cambio, sí los podemos palpar: móviles, ordenadores, muebles. Para no confundirte, utilizaremos ambos términos - amortización y depreciación - de forma indistinta.
Cómo calcular la amortización o depreciación de un activo
Cuando queremos estimar la pérdida de valor de un activo fijo, tenemos que tener en cuenta los siguientes factores:
- El valor amortizable. Es decir, el precio de adquisición o construcción.
- Su vida útilo el tiempo durante el cual se estima que se utilizará un activo fijo.
- Su valor remanenteo valor que tendrá al finalizar su vida útil.
Pongamos que compras una furgoneta por 50.000 euros, estimas una vida útil de 15 años y un valor remanente de 5.000 euros. Para calcular su pérdida de valor anual, utilizarías la siguiente fórmula:
Cuota de amortización anual = Importe inicial - Valor remanente / Años de vida útil
Es decir: 50.000 - 5.000 / 15 = 3.000 euros es el coste anual o depreciación de este activo.
El método de cálculo que hemos utilizado aquí es el llamado método lineal. Es el más simple y sencillo. Hay otros más complicados o sofisticados, pero como con Debitoor, nos hemos decantado aquí por la sencillez.
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