Seguimos descubriéndote - o, mejor dicho, aclarándote - aspectos menos conocidos de nuestro programa de facturación.
Hoy le toca el turno al patrimonio neto, otro de esos (aparentes) arcanos de la contabilidad.
¿Qué es el patrimonio neto y para qué sirve?
El patrimonio neto de una empresa se podría definir como el auténtico valor de la empresa. Está compuesto por recursos financieros propios:
- Las aportaciones de los socios.
- Las resevas y beneficios retenidos no distribuidos por la empresa.
Su valor, pues, consiste en que muestra la autonomía financiera propia de la empresa.
Cuando su valor es mayor que el pasivo es un signo positivo del buen rumbo del negocio: su financiación propia es superior que las deudas y obligaciones con terceros, que es lo que significa el pasivo.
Cómo calcular el patrimonio neto
Sin ánimo de ser exhaustivos (esto no es un curso acelerado de contabilidad), el patrimonio neto se puede calcular con una fórmula sencilla:
Patrimonio neto = activo - pasivo
Pongamos que la empresa compra un vechículo de empresa por 15.000 euros. Tiene dos formas de pagarlo:
- Pedir un préstamo.
- Que se pague con el capital de los socios.
El primer caso implica una deuda, luego aumentará el pasivo de la empresa.
El segundo caso, engordaría el patrimonio neto (no se debe nada a nadie).
El patrimonio neto en tu programa de facturación
En nuestro software de facturación y contabilidad de Debitoor puedes consultar el patrimonio neto en el informe de balance de situación:
Ahí se muestra los elementos principales que conforman el patrimonio neto:
- El capital suscrito, que es el capital actual que tiene la empresa, con independencia de que se haya pagado o no.
- Las ganancias retenidas, que son aquellos beneficios que la empresa acumula y no reparte entre sus socios y accionistas (generalmente, se dedican a la reinversión).
- Resultados trasladados. Se refiere a los resultados obtenidos en años anteriores y trasladados a este año.