Ha ocurrido este miércoles, en la Asamblea de Madrid. La presidenta regional, Cristina Cifuentes, ha anunciado que los autónomos que fracasen en su negocio recibirán una ayuda de 450 euros durante seis meses.
La ayuda consistiría - en condicional, pues de momento sólo es eso: un anuncio - en recibir 450 euros al mes, durante 6 meses, una vez que el autónomo hubiera agotado la prestación por cese de actividad. El objetivo: facilitar la reinserción laboral.
Esta medida se insertería junto a otras, también destinadas a los autónomos madrileños, como la de ampliar la tarifa plan para nuevos autónomos durante un año y medio (en el portal Empréndelo de la Comunidad de Madrid hallarás más información).
Cuando un autónomo fracasa
No hay cifras exactas sobre el fracaso de los autónomos en España. Diferentes estudios y estimaciones indican datos escalofriantes, pero que en perspectiva comparativa es normal: un informe de 2014 sobre Crecimiento y Productividad de la Fundación BBVA-Ivie indicaba que el 61% de empresarios autónomos en España fracaban a los cinco años (en Francia, Italia y Reino Unido, la cifra era del 48%, 54% y 58% respectivamente).
Otras estimaciones aparecidas en periódicos señalaban hace un año que el 70% de los autónomos no superan los dos años de actividad. En nuestro país, claro.
Sea como fuere, la realidad es que el emprendimiento - y perdón por esta verdad de perogrullo - es un deporte de alto riesgo. La pregunta - y aquí se acaban las perogrulladas - arrecian sobre el después: ¿Qué ocurre cuando un autónomo fracasa?
Una segunda oportunidad para el autónomo
Hay respuestas institucionales a esta pregunta. Una es la ley de segunda oportunidad, puesta en marcha el año pasado por el Gobierno de Mariano Rajoy y que, pese a las buenas intenciones, y a la luz de los resultados, recuerda a la Penélope de La odisea, que deshacía por la noche lo que tejía durante el día.
Qué duda cabe que toda respuesta institucional emana de un rasgo intrínsecamente cultural a una sociedad: y es que en España el fracaso se tolera poco.
Es la cantinela de siempre, lo sé, pero buena es recordarla: en Estados Unidos, lugar donde suelen poner la vista los emprendedores de medio mundo (la otra mitad está por otras labores), fracasar forma parte de la cultura del emprendedor.
Es más, ahí parece que si no has fracasado al menos unas cuatro veces no se te empieza a tomar en serio. Y esta cultura tiene su correlato en las leyes del país: en Estados Unidos, cuando un emprendedor entra en quiebra, la ley permite omitir las pérdidas y continuar.
¿Se encamina Madrid, con este medida y otras, por la senda del emprendimiento o no es más que mero bluff publicitario? Y apuntando un poco más allá: ¿Qué cambios necesita nuestro país para mejorar la vida de los autónomos y ayudar a los emprendedores?