Una de las primeras lecciones que se aprende en periodismo es tan clara como la misma lección: escribir claro para que el lector te entienda.
Esa debe ser también la regla de un modelo de factura: que sea claro para que tu cliente lo entienda.
Desafortunadamente, algunos programas de facturación parecen estar hechos adrede para todo lo contrario: ofrecen plantillas de factura ilegibles, con abundante y apretujada información en la primera hoja, vaya que el cliente se entere.
Se trata, sencillamente, de modelos de factura muy poco orientados al cliente, quien, no lo olvidemos, es para quien va dirigido el servicio y quien ha de pagarlo.
Por eso te queremos proponer algo revolucionario, pero que en verdad no lo es: pues es de sentido común ofrecer un buen servicio a tu cliente. Y una plantilla de factura clara ha de formar parte de ese servicio.
En efecto, no es plan estropearlo si al final uno se pone a hacer una factura embarullada de información, precios, productos, etc., y sálvese quien pueda.
Y créeme: eso también acabará teniendo efectos sobre la facturación.
Mejor un modelo de factura con dos páginas que con una
Esto es un caso práctico. Y una queja de algunos usuarios, que consideran, por ejemplo, que entregar una factura donde se indican muchos productos en dos páginas es poco profesional.
Para estos usuarios lo mejor sería entregar la factura en una hoja, aunque haya mil productos, todos ellos bien apiñados, aunque eso suponga un dolor de vista para el cliente.
Pues bien, esto es un error: lo poco profesional no es enviar una factura con dos (o tres o cuatro) páginas. Sino entregar una factura con todos los productos apelotonados en una hoja, imposibles de discernir para el ojo humano.
A veces una imagen es más elocuente que mil palabras (aunque sean menos las que llevo escritas aquí):
Esta plantilla de factura puede parecer borroso, pero es que está hecho por un usuario que se dejó la vista con los modelos de facturas que les enviaban sus clientes, hasta que descubrieron Debitoor.
El modelo es claro como el agua y no hay que forzar la vista. El cliente lo agradece y hace más económico el trabajo entre ambos. Y la relación, más fluida.