Solo una visión estrecha del concepto de ahorro puede llevarnos a considerar que un programa de facturación supone cualquier cosa menos un ahorro (especialmente cuando es de pago).
A estas alturas no hace falta aclarar que ahorrar no sólo remite a lo pecuniario, sino también a otros aspectos de la vida.
Pero aun centrándonos solo en el primer aspecto, el ahorro de un programa de facturación no deja de ser más significativo que otras alternativas, tal y como trataremos de demostrar a continuación.
El tiempo en un programa de facturación
El otro día el escritor Antonio Muñoz Molina, entrevistado en Radio Nacional de España con motivo de su última novela, comentaba que nuestra concepción moderna del tiempo, que remite a horarios, plazos, etc., se debe a la llegada del tren, que nos obligaba a estar a una determinada hora en un determinado lugar.
Sea como fuere, el tiempo es hoy en día un valor ligado a nuestros usos y costumbres: nada impacienta más a nadie que perder el tiempo o perder demasiado tiempo en tareas que se podrían solventar más rápido.
Y en estas estamos con un programa de facturación, que permite hacer facturas como quien no quiere la cosa; sin la preocupación de perder el tren, pues ya en el tren lo haremos gracias a la innovadora app para móvil.
El esfuerzo en un programa de facturación
Otro ahorro que puede costar calibrar en moneda es el del esfuerzo. Por muy al día que se hayan puesto - por citar la alternativa más célebre - las plantillas de factura para Word y Excel, el manejo de la facturación con estos softwares tan polivantes no dejan de ser una inversión de esfuerzo enorme.
Y para qué engañarnos: los autónomos y pymes a quienes se dirigen estos softwares no andan, precisamente, sobrados de esfuerzos.
El dinero en un programa de facturación
Redoblamos ahora la apuesta: sí, un programa de facturación online, aun siendo de pago, es una opción más económica que otras alternativas.
Cualquiera que midiera el tiempo y esfuerzos que dirige a alternativas aparentemente más económicas como Word, Excel o el talonario en términos monetarios, le saldría más a cuenta pagar los servicios de un software de facturación.
El tiempo y esfuerzo sobrantes que dejan el gestionar la facturación con uno de estos softwares no sólo resulta impagable (y nunca mejor dicho) sino abiertamente más económico.
Lo (poco) que se pierde por un lado (una tarifa generalmente asequible para cualquiera) se gana - y mucho - por el otro. Es decir: más tiempo para las labores productivas y comerciales, para captar clientes y - ¿por qué no? - para la vida personal y familiar de cada uno.