La facturación no se limita únicamente a hacer facturas y recibirlas. Si bien eso es lo más básico a nivel fiscal (y contable), no es lo más básico a nivel comercial. Y es importante tener en cuenta esa diferencia entre lo fiscal, lo contable y lo comercial.
Como no queremos convertir este blog en una clase de fundamentos básicos de la facturación, utilizaremos el siguiente ejemplo para entender la diferencia.
Uno de nuestros usuarios de Debitoor, nuestro programa de facturación, nos escribió recientemente porque quería introducir, en una misma línea de factura, diferentes tipos de IVA.
Nosotros le respondimos que eso no era posible. No sólo técnicamente (nuestras plantillas de factura están diseñadas para introducir una o varias unidades de un mismo producto o servicio, por línea, y con su correspondiente tipo de IVA).
Tampoco fiscalmente.
Lo fiscal y lo comercial en tu facturación
¿Por qué? Porque contraviene las reglas básicas de la normativa de facturación, que exige, en modelo de factura, hacer un desglose por línea de factura con su respectivo tipo de IVA.
No obstante, nuestro usuario insistía. ¿Por qué? Porque todos esos productos los iba a vender en un mismo lote comercial y quería meter el lote entero, con productos gravados con diferentes tipos de IVA, en una misma línea de factura, y que en esta se señalara los diferentes tipos de IVA sin desglosarlos.
Y aquí yace la confusión de la que hablábamos. Porque comercialmente uno se puede dar el lote con un margen ilimitado para la inspiración y la creatividad.
Pero fiscalmente no nos podemos tomar esas libertades: hay unas normas claras que fija Hacienda. Y hay que respetarlas.
La facturación fiscal y la facturación comercial
Un momento: así de entrada, ¿no resulta un poco confuso hablar de facturación fiscal y facturación comercial? Está claro que a nivel normativo (y quizá académico) facturación, como madre y padre, no hay más que una: y es la que dicta Hacienda.
No obstante, y como decía, la facturación también tiene su vertiente comercial: me refiero, claro está, al uso de documentos como las facturas proforma, los presupuestos y los albaranes.
Fiscalmente, tienen poca o nula validez frente a Hacienda (la normativa de facturación ni las menciona).
Pero comercialmente son todo un potencial. Por una simple razón: estos documentos potencian el alcance de tu negocio a través de una herramienta tan importante como la facturación.
Con los presupuestos envías ofertas a tus clientes (también puedes usar las facturas proforma para lo mismo). Y con los albaranes certificas entregas y recepciones de pedidos.
Se trata de una manera creativa y expansiva de usar la facturación más allá de sus márgenes normativos. Y eso, por cierto, sí que lo puedes hacer con Debitoor. Y sin límites.