Cómo hacer una newsletter que funcione
Una newsletter es una herramienta poderosísima para llegar a tus clientes, dar a conocer tus productos y aumentar tus ventas.
La newsletter - o boletín, como recomienda la Fundéu - es una herramienta muy usada por las empresas. Es barata, sencilla y bastante eficaz si evaluamos sus resultados con humildad.
Conviene, no obstante, no infravalorar su importancia y evitar tomársela con excesiva relajación.
Hoy en día todo el mundo recibe toneladas de newsletters de distintas empresas. Promociones, ofertas, información de nuevos productos, actualizaciones, etc., invaden nuestra bandeja de correo. La gran mayoría va a parar a la papelera cuando no a la bandeja de correo no deseado.
Es por ello que recomendamos esmerarse un poco. Dedicarle tiempo y esfuerzo. Tomárselo incluso como un arte, si uno quiere que la newsletter tenga algún resultado.
Cuándo escribir una newsletter
Muchas empresas optan por el envío de boletines regulares a sus clientes o suscriptores. Hay quien cuestiona esta periodicidad y recomienda enviar una newsletter solo cuando hay algo que decir, anunciar o promocionar.
En el programa de facturación de Debitoor preferimos la regularidad. Creemos que una newsletter supone un compromiso con sus suscriptores de pago, de ahí que enviemos cada dos semanas una newsletter con contenido informativo, sugerencias sobre nuestro programa y novedades (cuando las hay).
Recomendamos, eso sí, no saturar al personal. Salvo las webs de noticias, cuyo producto esencial es ofrecer información diaria a sus lectore, el resto de empresas puede conformarse con una newsletter cada dos semanas o incluso cada mes.
Piensa en tu audiencia
Antes de seleccionar un tema o ponerte a escribir, reflexiona bien sobre lo siguiente: ¿cómo es tu audiencia? ¿Qué le interesa? ¿Cómo habla?
Un producto concreto implica una audiencia determinada con un gusto común - el mismo producto - y rasgos también comunes. Si tu audiencia son autónomos, no escribas sobre los retos de gestionar una multinacional.
Habla también en su idioma. No eres un escritor en busca de reconocimiento gracias a un estilo personal y único. Eres un comunicador y tienes que expresarte en el lenguaje de tu audiencia.
Sé breve y ve al grano
Mucho contenido puede disuadir a cualquiera de leer una newsletter. Enfócate mejor en un tema (principal) y no te enrolles.
Los temas adicionales no deben ensombrecer el protagonismo y solo han de superar al principal en brevedad.
Sirva esta breve explicación como ejemplo.
Escribe bien y claro
La meta principal de una newsletter es comunicar algo. Y comunicar bien es expresarse con claridad.
La claridad supone estos tres consejos:
- Usar frases cortas.
- Usar un lenguaje sencillo, normal.
- Usar párrafos breves, de tres líneas como máximo (se aceptan cuatro).
No hay que aspirar al Nobel. Pero tampoco a la mediocridad. ¿Y qué pasa con la creatividad? Es esencial, siempre y cuando no ofusque el mensaje.
Más información en: Copywriting para autónomos
El asunto, principal
El asunto de una newsletter es lo primero que se encontrará el lector potencial. En el asunto yace, pues, uno de los secretos. ¿Abrirlo o no abrirlo? He ahí el asunto.
Recomendamos un texto de asunto breve, que se pueda leer en una línea no ya de email, ¡sino de móvil! Piensa que son muchos los que consultan su correo desde el móvil con más frecuencia que desde el ordenador.
El asunto ha de ser atractivo y ha de evitar palabras trilladas. Algunas ya las trillan los mismos servidores, por considerarlas palabras típicas de spam.
Por ejemplo, palabras como gratis, ahorra, compra, promoción, urgente, sin riesgos, etc., son palabras spam. Buscando en Google puedes encontrar listados completísimos de palabras spam, aunque ya el sentido común puede disuadirnos de determinados términos.
El diseño cuenta
Por muy valioso que sea el texto del asunto, de nada sirve si el usuario, al abrir el boletín, se encuentra con un churro infumable para la vista.
Ya puede albergar el mejor mensaje del mundo, que si el envoltorio es de mal gusto, dejado o caótico, no lo va a leer nadie.
Por suerte, muchos programas de newsletters - sí, recomendamos invertir en uno - contiene plantillas para todos los gustos. Tómate el tiempo que haga falta para encontrar aquel diseño que mejor se ajuste a tu marca.
Qué dia y a qué hora enviar una newsletter
No hay una ciencia exacta ni pruebas suficientes para decir este es el día y esta es la hora. Muchas veces se impone el sentido común:
- No envíes una newsletter un lunes o un viernes. Y menos un fin de semana. Los lunes se acumulan los emails del fin de semana, los de última hora de la tarde y... maldita sea, ¡es lunes! Los viernes muchos están con la cabeza en el fin de semana. Y el finde... en fin, ¡es fin de semana!
- ¿Y la hora? Hay quien no recomienda hacerlo en los momentos álgidos de la jornada laboral, porque se impone la lógica "ahora no tengo tiempo, ya lo miraré luego". A primera hora es una opción: es cuando más tiempo le dedicamos a leer emails. A última hora de la tarde puede ser la peor hora.
Conclusión: prueba martes, miércoles o jueves, a primera hora de la mañana o al mediodía. Y después de probar, quédate con el que más te guste.
Aprende de la práctica
Cuando usas un software para enviar newsletters, generalmente puedes consultar las estadísticas de cada boletín. Los ratios de apertura y clics, por ejemplo, son un buen indicador de que una newsletter ha funcionado o no.
A veces es difícil conocer las razones, pues en el éxito de una newsletter intervienen factores que uno no puede controlar. Pues bien, en esos factores no vale la pena perder el tiempo, mejor centrarse en los que uno sí puede mejorar.
Revisa, por tanto, los siguientes factores:
- El día y la hora de envío.
- El tipo de asunto. ¿Era muy extenso? ¿Era lo suficiente atractivo?
- El texto. ¿Realmente decía lo que te proponías comunicar? ¿Era muy extenso o enrevesado? ¿Quizá te pasaste de rosca con el número de temas?
- El tema. ¿Era realmente interesante para tu audiencia?
- El diseño. ¿Era claro y agradable a la vista? ¿No ensombrecía demasiado el mensaje? ¿Quizá demasiado cargado? ¿Demasiado sobrio?
Reflexiona sobre estos factores y no temas a innovar con su punto de riesgo. Todo se puede mejorar. Así que adelante.
Datos Generales
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